1 cucharada sopera de aceite de oliva
500 g de cuscus fino
100 g de dátiles deglet de Tunez
150 g de uvas blancas y negras
4 cucharadas soperas de azúcar
1 cucharada sopera de esencia de geranio (o atarqula)
100 g de mantequilla
Cubra bien el cuscús de agua fría.
Quite el agua sobrante que supere la sémola.
Esta ha de reposar 15 min.
Caliente en la parte baja de la cuzcusera el agua para cocer la sémola.
La sémola estará lista cuando se agriete en la superficie. Añada una cucharada de aceite de oliva y desgránela con las
yemas de los dedos.
Hágala rodar entre las manos.
Elimine todos los grumos y elimine los que no quieran desaparecer.
Ponga la sémola en la cuscuseca y cuezala 20 min.
Apártela del fuego y humedézcala si le parece seca, vertiendo agua desde las puntas de los dedos.
Cuando el cuscús esté cocido y muy caliente, añada la mantequilla y el azúcar.
Desgránelo con la batidora de varillas y añada algunas gotas de atarquia.
Coloque el cuscús en el molde de corona.
Apriételo bien.
Desmolde el masfuf y cúbralo con dátiles cortados en dos. Ponga en el centro de la corona las uvas blancas y negras. Sírvalo
templado.
Se consume durante el Ramadán, y se degusta frecuentemente antes de dormir acompañado de un buen vaso de leche o de té. Algunas
familias tunecinas incluso lo empapan de leche y lo sazonan con frutos secos.
Presentado así. es muy apreciado en esta época de ayuno por su aportación nutritiva.
Este cuscús se sirve muy a menudo como tentempié más que como postre.
El término masfuf se usa habitualmente en Túnez y Argelia. Designa un cuscús dulce, conocido también en Marruecos bajo la
denominación de seffa.
Ambas palabras se remontan al genérico "grano ".
Esta preparación no requiere ningún caldo, sino que el vapor del agua de la cacerola de la cuscusera asegura la cocción.
El masfuf es una preparación seca, aunque a menudo se le añade mantequilla.
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